Hace dos años y medio, el COVID-19 se impuso como una emergencia sanitaria a nivel mundial. Esta crisis sanitaria se transformó en una crisis económica con un alza relevante del desempleo y con un deterioro significativo de los ingresos. Un tema que recién está saliendo a la luz, es el efecto que tuvo la pandemia en la salud mental de las personas. Tanto estudiantes como trabajadores vieron su bienestar psicológico afectado debido al encierro, al aislamiento y el desempleo.
En el contexto de la pandemia, Patricio Valenzuela y Florencia Borrescio-Higa decidieron hacer una investigación respecto al deterioro de la salud de mujeres y hombres a raíz de los primeros meses de la pandemia, cuando los niveles de confinamiento fueron particularmente elevados. El estudio fue recientemente publicado en el International Journal of Public Health.
Desigualdad de género y salud mental
El objetivo de este estudio fue explorar las diferencias de género en el deterioro de la salud mental y el bienestar psicológico debido a la pandemia de COVID-19, así como los mecanismos a través de los cuales estas diferencias operaron.
Específicamente, en su estudio los investigadores exploran el rol del desempleo, la pérdida de ingresos, el aumento de las tareas domésticas y el incremento del tiempo dedicado al cuidado de niños o ancianos en el hogar en la configuración de la relación entre el género y salud mental.
Para realizar el estudio, se utilizaron datos de la encuesta “Vida en Pandemia” que entrevistó a 2.545 adultos a lo largo de Chile entre el 13 y el 17 de julio de 2020. Cerca del 50% del total de la muestra se identificó como mujer, es decir, 1.271 de los encuestados.
La encuesta se diseñó de forma que estuviera equilibrada en términos de edad, género y municipio de residencia, con el fin de que fuera representativa en estas dimensiones. Esta levantó información sobre variables demográficas básicas de los encuestados, como la edad, el sexo, el nivel educativo, las características socioeconómicas y el municipio de residencia. Además, la encuesta levantó información detallada sobre el empleo, las dificultades económicas y la salud financiera, las condiciones de vida y una serie de medidas sobre el bienestar.
Utilizando dichos datos, los académicos estimaron modelos econométricos para analizar las diferencias de género en la salud mental, así como la fragilidad económica y la carga de trabajo del hogar durante la pandemia de COVID-19.
La investigación concluyó que durante la crisis sanitaria de 2020 las mujeres experimentaron un mayor deterioro de su salud mental y del bienestar psicológico.
Una de las principales razones fue la fragilidad económica de las mujeres. La participación laboral femenina en Chile es una de las más bajas entre los países de la OCDE, y la contribución de las mujeres en la fuerza laboral ha disminuido considerablemente durante la pandemia. La participación femenina en la fuerza laboral pasó del 53% antes de la pandemia a 41% en junio de 2020.
Sectores tales como hospedaje y comercio donde el empleo femenino es más prevalente fueron particularmente afectados. Aquello generó caídas relativas en sus ingresos, lo que presentó dificultades para cumplir con sus obligaciones financieras, como pagar cuentas y satisfacer sus necesidades básicas.
Además, el estudio reveló que otra causa importante del desempleo femenino se relaciona con un aumento en el tiempo dedicado a tareas domésticas y de cuidado, asociadas a las cuarentenas y al cierre de escuelas.
Este estudio contribuye al área de investigación que explora cómo la fragilidad económica y las tareas domésticas se encuentran entre los principales factores de estrés que contribuyen a la angustia emocional generalizada durante la pandemia, y cómo algunos grupos específicos son más vulnerables que otros a los efectos emocionales de una pandemia.
Políticas Públicas para el futuro
Los hallazgos de la investigación presentan un panorama preocupante en vista de disparidades de género en salud mental ya acumuladas previo a la pandemia. Datos a nivel nacional del 2017 muestran que la prevalencia de síntomas depresivos era de 23% entre las mujeres, y 13% entre los hombres.
Con relación a eso, el estudio afirma que sólo un 5% de las mujeres y menos del 3% de los hombres tuvo acceso a un tratamiento relacionado con su salud mental, lo que evidencia las dificultades para acceder a este tipo de asistencia.
Estos resultados sugieren que los efectos de la pandemia de COVID-19 tienen implicaciones preocupantes para la salud mental y el funcionamiento social de las mujeres. Por lo tanto, la investigación enfatiza la importancia de desarrollar intervenciones y políticas públicas con enfoque de género que mitiguen el efecto de futuras crisis en la situación económica y el bienestar psicológico.
Además, demuestra la necesidad de generar un acceso más inclusivo a servicios de salud mental que permita mejorar el bienestar de todos los chilenos, cómo también vigilar las necesidades psicosociales de las mujeres económicamente vulnerables durante los períodos de pandemia.
Puedes leer el estudio completo aquí:
https://www.ssph-journal.org/articles/10.3389/ijph.2021.1604220/full