Recientes datos del mercado laboral muestran un fuerte crecimiento del empleo durante julio pasado. Pese a ser una buena señal, hay razones para ser cautos. Una información complementaria a los datos de encuestas y registros administrativos es la obtenida de portales de búsqueda de empleo en internet.
En el proyecto SABE (Sistema de Análisis de Bolsas de Empleo) del Observatorio Laboral de Sence, ejecutado por ISCI y el Web Intelligence Centre de la U. de Chile, monitoreamos el comportamiento de algunos de los portales más importantes del país y clasificamos los ‘avisos’ y los ‘postulantes’ utilizando algoritmos de Inteligencia Artificial. Si bien nuestros indicadores no muestran puestos de trabajo creados, podemos medir directamente el esfuerzo de búsqueda, tanto de empleadores (avisos) como de trabajadores (postulantes y postulaciones).
Nuestro último informe mensual (hasta el 31 de julio) muestra que las vacantes abiertas superan en 80% el nivel de marzo de 2020. En contraste, el número de personas que está postulando se encuentra 60% más abajo. En otras palabras, las posibilidades de trabajar hoy son relativamente abundantes, pero las postulaciones escasean. Los cesantes y quienes buscan cambiar de empleo tienen mayores probabilidades de encontrar un nuevo puesto de trabajo que antes.
La situación nos lleva a ser algo escépticos respecto de que el nivel de empleo pueda recuperarse pronto a los indicadores que tenía previo a la pandemia. Los datos muestran que el número de postulantes activos es el mejor predictor del empleo (con dos meses de anticipación, correlación 0.77) y de la fuerza de trabajo (con siete meses de anticipación, correlación 0.81), mucho más que el número de avisos publicados. Esto sugiere, por lo tanto, que la recuperación del empleo podría tomar un largo tiempo si los postulantes no aumentan su actividad.
Este es un fenómeno atípico en las recesiones, que se caracterizan por el mayor número de despidos y la escasez de vacantes. Algunas causas probables son el temor al contagio de covid-19, las cuarentenas, los cierres de colegios (niños en el hogar afectan empleo femenino especialmente), y las trasferencias monetarias desde el Estado. Con una pandemia en un punto muy bajo, sin cuarentenas, y con amplia cobertura de vacunación, es difícil no pensar que las transferencias fiscales y retiros de AFP juegan también un rol.
En este contexto, urge que las autoridades económicas y los actores políticos tomen en consideración la evidencia disponible al tomar decisiones de políticas económicas. En el último tiempo se han redoblado las preocupaciones por el incremento del gasto fiscal, y las consecuencias negativas —para la inflación y el funcionamiento del mercado de capitales— de un posible nuevo retiro de fondos previsionales. Hay un elemento nuevo que agregar a este complejo escenario: la escasez de trabajadores.
Este artículo fue originalmente publicado en Biobío Chile.