Ana María Montoya, Economista – Fundadora de la Red Pro competencia
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En la economía digital, los datos juegan un rol clave, la información sobre los consumidores que manejan las empresas es esencial para detectar patrones de consumo, diseñar y ofrecer productos o servicios, y para competir de manera eficaz en los mercados.
Tan gravitante es el llamado “nuevo petróleo del futuro”, que la Comisión Europea y la Autoridad de Competencia de Reino Unido han delineado su estrategia para los próximos cinco años, y analizando los efectos de las distintas regulaciones, entre ellas, algunas relacionadas con datos y libre competencia.
La tendencia actual en materia de mercados, regulación y data, es compatibilizar la libre competencia con la regulación y la viabilidad de compartir información y eliminar ventajas competitivas de los incumbentes, de manera tal de fomentar la inversión. En palabras simples, hoy se busca derribar las barreras de entrada compartiendo información y, al mismo tiempo, protegiendo el uso de datos personales, de manera de aumentar la competencia, la innovación y permitir el ingreso de nuevos actores.
En Chile estamos lejos de la realidad europea, pero eso abre una oportunidad para abordar el desafío de manera decidida e integral.
Aquí algunos ejemplos. Ya en 2008, el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) en el análisis de la fusión entre D&S-Falabella, plateó entre los argumentos para su prohibición, que las ventajas informacionales que podrían generarse con la operación limitarían significativamente la desafiabilidad de los mercados involucrados bajo un esquema de retail integrado. Un precedente que existe en nuestra legislación, donde se daba cuenta de la importancia de la información para competir.
Podemos agregar que en a la industria bancaria aún es difícil para potenciales nuevos oferentes ingresar a distintos segmentos de los mercados, puesto que requieren acceso a información de potenciales clientes, empresas o consumidores, de tal manera de hacer ofertas atractivas. Un paso que ya dio el Reino Unido a través de la regulación del Open Banking, que ha contribuido significativamente a abrir los mercados resguardando la libre competencia. El Open Banking beneficia a los consumidores de los avances tecnológicos y a la vez facilita el ingreso de nuevos entrantes para competir en igualdad de condiciones con los incumbentes.
Finalmente, en materia de endeudamiento, los oferentes de créditos existentes necesitan competir en igualdad de condiciones y garantizar un endeudamiento sustentable, para lo cual una variable crucial es conocer el nivel de endeudamiento de los consumidores. Sin embargo, esta situación aún sigue siendo asimétrica entre las instituciones financieras que otorgan créditos de consumo, ya que no existe un sistema consolidado de deuda. Por su parte, es crucial que los consumidores entreguen información sobre su nivel de deuda total en el agregado del sistema y que los reguladores informen sobre los umbrales sustentables, para que los consumidores puedan de manera consciente identificar si están en niveles de riesgos sustentables o no.
Esta Columna fue originalmente publicada en la sección “Columnistas” del Diario Financiero. Revisa el enlace aquí.