Con estrictas restricciones vigentes desde marzo para frenar la pandemia, los problemas económicos de Argentina solo han ido en aumento. Y es que, para el país vecino el Fondo Monetario Internacional estima una contracción de 11,8%, la CEPAL un -10,5% y el Banco Mundial un -12,3% de su economía.
Una crisis multidimensional que ha dejado sus efectos a la vista: alrededor de dos mil familias se han instalado en precarias condiciones en las afueras de Buenos Aires, en Guernica, debido a las dificultades para poder mantenerse en la capital. Pero nada de esto es nuevo. Según Marcela Valenzuela, economista e investigadora MIPP, es importante incorporar en el análisis el contexto pre-pandemia argentino.
Para la investigadora, el actual presidente Alberto Fernandez está enfrentando la pandemia con una deuda que ascendía a más de US$320.000 millones en bonos, créditos y cuentas al sector público. Aunque ese monto fue renegociado, Marcela Valenzuela indica que al país le ha sido muy difícil tener acceso al crédito en un momento clave para poder ayudar financieramente a la gente mientras están en cuarentena.
La investigadora agrega que el coronavirus entró a Argentina justo en un momento difícil: con un crecimiento negativo en los últimos dos años, una inflación anual de 53,8% a diciembre 2019 (la cifra más alta en casi treinta años), un peso argentino que se devaluó a la mitad en dólares en un año e índices de pobreza cercanos al 40%, con tasas de desempleo próximas al 10% a finales del año pasado.
Largo confinamiento
Una de las particularidades de Argentina respecto al manejo de la crisis sanitaria es el tiempo que ha estado bajo cuarentena. Comenzó de manera muy estricta el 20 de marzo para todo el territorio, y se ha ido flexibilizando al pasar de los meses, pero aún la cuarentena sigue vigente, extendiendo por decimocuarta vez la duración de las medidas sanitarias.
“La cuarentena que se impuso en Argentina ayudó a prevenir un colapso del sistema de salud, pero hay muchos que están descontentos con la excesiva extensión. La poca eficacia que esta medida está teniendo hace un tiempo y su consecuente daño económico en el país ha aumentado mucho las críticas y preocupación”, comentó Marcela Valenzuela refiriéndose a los costos del confinamiento.
Presión ciudadana que también se ha basado en las cifras de pobreza. La investigadora afirmó que Argentina podría llegar a un índice de pobreza que supere el 50%, con un desempleo que se ubicaría en torno al 13%, el más alto en quince años. Sobre este punto, Marcela precisó que alrededor del 49% de los empleos en Argentina desempeñan su actividad en sectores informales de la economía con empleos de muy baja calidad.
¿Quedarse o marcharse?
No solo las personas se han visto afectadas, sino que diferentes empresas radicadas en Argentina han iniciado un proceso de éxodo, al que se han sumado empresarios locales exitosos como Marcos Galperin, fundador de Mercado Libre, Federico Tomasevich, presidente del banco Puente, y Gustavo Grobocopatel, el mayor innovador de agronegocios argentino de las últimas décadas.
Valenzuela indica que una inflación alta, una mayor brecha cambiaria entre el tipo de cambio oficial y el informal, y también un alto gasto fiscal en un país sin facilidad al crédito, sin duda está relacionado con la huida de algunas empresas. Pero el asunto no termina ahí, por lo que Valenzuela prefirió ahondar en la evidencia: “Este problema no sólo es causa de la pandemia. Argentina es el segundo país con peor desempeño en la evolución de la inversión extranjera directa en lo que va de este siglo sobre 202 países que ve la ONU”, concluyó la investigadora.