El trabajo académico titulado “Immigration, Crime, and Crime (Mis)perceptions” realizado por un investigador del centro de estudio de ciencias sociales Instituto Milenio MIPP y de la Universidad de Chile, muestra que el aumento de la llegada de extranjeros al país no ha generado aumentos en las tasas de crimen, no obstante, ha aumentado las tasas de victimización y la inversión en seguridad de la población nativa.
¿La inmigración realmente incide en las tasas de crimen o solo en su percepción? Esta es la pregunta que busca responder un académico del Instituto Milenio MIPP y de la Universidad de Chile, Raimundo Undurraga, en el contexto de un país como Chile que ha triplicado su tasa de inmigración en los últimos 5 años. La respuesta es simple, el aumento en la inmigración no tiene relación alguna con el aumento en las tasas de crímenes, pero sí afecta la percepción de crimen e inseguridad.
“Los inmigrantes suelen ser motivo de conflicto para las poblaciones locales. Usualmente se les acusa de ser la causa de aumentos en el desempleo y la pobreza, y se les suele discriminar por ello. La mayor expresión del conflicto sería el aumento del crimen y la violencia, especialmente en las grandes ciudades. La pregunta es si dicha hipótesis tiene algún sustento empírico que la valide”, explica Undurraga.
Junto a Nicolás Ajzenman -Sao Paulo School of Economics- y Patricio Dominguez -BID-, reunieron datos de inmigración, crimen, y victimización a nivel individual y comunal en Chile durante un período que cubre la última década. Los investigadores muestran evidencia causal de que la inmigración aumenta la tasa de victimización y genera respuestas conductuales como la inversión en aparatos de seguridad en el hogar y la coordinación de grupos vecinales.
Sin embargo, a pesar de esta respuesta en la gente, no se encontró evidencia significativa en el aumento en las tasas de crímenes, un resultado que sugiere que esta preocupación es infundada.
“Exploramos distintos mecanismos que pudieran racionalizar la brecha entre el crimen y su percepción y encontramos dos posibles canales que la potencian. En primer lugar, los medios de comunicación parecen cumplir un rol importante ya que en las municipalidades con mayor presencia de medios y radios locales, la percepción del crimen era más alta. A su vez, a partir de un análisis de clasificación de todas las noticias de crímenes emitidas por medios escritos y de TV en los últimos 10 años, evidenciamos que las noticias que cubren hechos delictuales que involucran a población inmigrante están sobrerrepresentadas relativo a aquellas noticias que cubren hechos delictuales protagonizados por población nativa», explica el académico del Instituto MIPP.
«El segundo hallazgo, es que hay una relación en los niveles educativos de los inmigrantes y la percepción que se tiene de ellos. Entre menos educación o habilidades se perciben de dichos grupos, más se agrava la preocupación por el crimen y aumenta el cambio en la conducta de los chilenos”, agrega.
El estudio no encontró evidencia en la relación de la percepción del crimen y la etnicidad de los inmigrantes, es decir, que la amenaza desencadenada por aquellos percibidos como étnicamente más distantes, no es un canal importante en los principales efectos documentados.
Políticas públicas
El académico, Raimundo Undurraga, explica que desde un punto de vista de la creación de políticas públicas estos hallazgos pueden ser relevantes tanto a nivel país como en Latinoamérica y que en primera instancia el gap entre la percepción del rol de la inmigración en el crimen y los hechos podría ser un factor detrás del crecimiento en la hostilidad y prejuicios contra dichas poblaciones. En relación a lo anterior, el estudio, que recibió fondos del Banco Interamericano de Desarrollo, advierte que esta percepción podría ser una explicación de los cambios en las preferencias políticas hacia partidos más conservadores que impulsan políticas antimigratorias.
“El peso de nuestros resultados deben interpretarse en el contexto de América Latina, una región que está en medio de una grave crisis migratoria donde la situación venezolana, la migración hacia América del Norte y el reciente crecimiento de la migración haitiana a América del Sur, especialmente en Chile, ha cambiado la forma en la que reaccionamos frente a la llegada de las y los inmigrantes», sostiene.
«En tal contexto, comprender el impacto real de la inmigración en el crimen y dar cuenta de la percepción errónea que tenemos los chilenos al respecto, se vuelve crucial para el diseño de políticas de inmigración no discriminatorias. A su vez, esta evidencia constituye un llamado de atención a las autoridades y quienes tienen influencia en los medios de comunicación a cuidar el lenguaje y evitar realizar asociaciones infundadas que estigmaticen a la población inmigrante”, concluye Undurraga.
Este artículo fue originalmente publicado en El Mostrador.