El sector financiero es esencial para toda economía, asigna los ahorros, analiza y gestiona riesgos subyacentes, efectúa y facilita pagos y produce información. Estas funciones son especialmente importantes hoy, en momentos en que el Gobierno le ha encargado al sector la asignación de los créditos con garantía estatal para mitigar los efectos en la crisis sanitaria de las empresas.
Sin embargo, hay actores que reclaman que los bancos comerciales tradicionales no están cubriendo a un segmento de pequeñas empresas no bancarizado. O que plantean que el otorgamiento de créditos ha sido mas lento, dad ala dificultad para predecir el riesgo; que los montos aceptados son bajos o que reciben gran cantidad de rechazos.
En este contexto, es importante destacar que, en Chile, el crédito aumento de menos del 30% del PIB en 1978 a 88% en 2018 y, que a diferencia de lo que ocurría a fines de los 70, cuando el sistema estaba compuesto casi exclusivamente por banco tradicionales, hoy incluye a un conjunto de otros inversionistas institucionales. La innovación de servicios financieros facilitados por la tecnología llegó para quedarse. La pregunta es como el sistema financiero podría adaptarse a ella y así contribuir a aumentar la competencia y cobertura en la industria.
Algunas plataformas FinTech realizan funciones similares a los proveedores de crédito tradicionales. Esta actividad constituye una fuente alternativa de financiamiento para empresas y consumidores y puede mejorar el acceso al crédito de segmentos subatendidos de la población. En Estados Unidos llegó a representar el 36% de los prestamos personales no garantizados en 2017.
Desde el punto de vista de las autoridades regulatorias, la rápida evolución de las FinTech presenta oportunidades (aumentar le acceso al crédito, una mayor digitalización de los servicios y aumento de la competencia), pero también desafíos. Uno de estos se relaciona con la necesidad de proteger adecuadamente a inversores y consumidores por medio de licencias, garantías y la regulación de conductas. De ahí la preocupación por las crecientes pérdidas en prestamos FinTech y los casos de malas practicas empresariales en algunas economías, por ejemplo, casos de plataformas chinas, que prometían rentabilidades no realistas y/o reembolsos garantizados.
Otro reto inherente a este tipo de innovación está relacionado al ingreso de nuevos actores a la industria bancaria, como las BigTech: Google, Facebook, Amazon, Apple. Todos ellos poseen capacidad y ventaja competitiva en cuanto a la información de los consumidores, lo cual les otorga una posición de dominio significativa.
¿Qué podemos hacer, entonces? Necesitamos una regulación explicita que permita incrementar la competencia y cobertura garantizando la estabilidad para consumidores e inversores. Esta puede ser efectivamente la oportunidad de agregar nuevos oferentes de servicios financieros, que contribuyan a mitigar los riesgos que enfrenta nuestra economía.
Esta Columna fue originalmente publicada en el Diario Financiero.