La actual pandemia del COVID-19 ha significado un reto en la organización estatal tanto para Chile como el mundo. Debido a los inminentes efectos y peligros de la propagación del coronavirus, el Congreso nacional decidió aplazar el plebiscito que busca una nueva Constitución para el día 25 de octubre de 2020.
Esta decisión evidencia lo volátil que es la agenda de políticas públicas, especialmente en este contexto de incertidumbre social consecuente del principal conflicto político chileno del siglo XXI y de la crisis de salud pública que ha significado el coronavirus para el mundo entero.
Se modifica el calendario, ¿y el voto?
Con este cambio en la agenda, el Investigador de Instituto Milenio MIPP y académico de Ingeniería Industrial de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, Alejandro Corvalán, señala que “El panorama derivado de la crisis pandémica es relevante como factor de cambio en la opinión pública. El gobierno, que estaba en el piso, podría tener una gestión mejor y subir su apoyo, y eso, en general, podría aumentar los votos del rechazo, aunque es difícil de asegurar”, afirmó.
Además, explica que existen casos de países Latinoamericanos que experimentaron crisis sanitarias y estas conllevaron efectos en la esfera política. Argentina, en julio de 2009 durante la última pandemia de la gripe A(H1N1), se posicionó como el segundo país con más fallecidos en el mundo a causa de esta enfermedad, situación que llevó a su Ministra de Salud a renunciar al cargo. Tal es el caso de México, donde las reveladoras cifras de un estudio de la Red Académica Iberoamericana de Comunicación (2010), afirmaron que 62% de los habitantes de Jalisco consideraron que la gestión de la gripe había favorecido a un partido político (en su mayoría al Partido de Acción Nacional) en las siguientes elecciones locales de 2009.
Chile no ha sido el único en modificar su Agenda electoral
Francia cuenta con 47,7 millones de ciudadanos inscritos en las listas electorales en un total de 34.967 comunas. En estas elecciones llevadas a cabo el 15 de marzo de 2020 se eligieron ediles, concejales y alcaldes. Las estrictas medidas sanitarias incluyeron aseo en los puestos de votación antes y después de los comicios, disponibilidad de gel antibacterial a la entrada de los locales de votación y la posibilidad de que cada votante llevara su propio lápiz para marcar en la papeleta. ¿El resultado? A las 17:00 locales, tres horas antes del cierre de los centros electorales, la participación era de 38,77%, frente al 54,54% que se registró en las elecciones anteriores del 2014.
Con el ejemplo francés, otros países también hicieron modificaciones a su calendario electoral. Reino Unido decidió aplazar en un año las elecciones municipales originalmente fijadas para mayo; los Gobiernos Vascos y Gallegos de España optaron por postergar sus comicios autonómicos; Estados Unidos pospuso las primarias democráticas en diez estados; y Bolivia, suspendió sus elecciones presidenciales previstas para el 3 de mayo.
Al existir esta imposibilidad de seguir la agenda pública propuesta por el Gobierno, debido en un primer momento al estallido social de octubre y hoy, por la pandemia del COVID-19, Corvalán estima que “la mayor certeza es que solo el tiempo ayudará a determinar veredictos. Las elecciones capturan mucho de lo que ocurre en los últimos meses. En ese sentido, una crisis tan volátil como esta podría cambiar todo el escenario, pero en cualquier caso no da lo mismo votar ahora que en octubre”, concluyó.