por Damian Clarke | Gustavo Cortes | Diego Vergara Sepúlveda
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Influyentes estudios han hecho hincapié en la importancia de invertir en el desarrollo cognitivo, físico y social en las primeras etapas de vida. Se ha argumentado que estas inversiones tienen una doble ventaja: primero son eficientes comparadas con otras inversiones en capital humano dado su impacto acumulativo durante toda la vida, y segundo son una forma de reducir las brechas de forma temprana y hacer sociedades más equitativas.
Esta importancia se ven reflejada en la expansión de políticas públicas en América Latina, incluyendo Plan Nacer y Primeros Años (Argentina), Uruguay Crece Contigo, Qali Warma (Peru), Chile Crece Contigo (Chile) y una larga lista de programas de transferencias condicionadas que buscan promover el desarrollo temprano de bebés, niñas y niños. Dado el alto costo – y el alto beneficio potencial – es importante poder medir el impacto de estos programas en una manera sistemática y rigurosa. En un nuevo paper evaluamos un programa en particular y aportamos una serie de lecciones al momento de considerar tanto la eficiencia como la equidad en políticas públicas enfocadas en la primera infancia.
El Programa y su Expansión
Examinamos el programa Chile Crece Contigo (ChCC). ChCC es una política multi-dimensional enfocada en el desarrollo psicológico, biológico y social, de los niños y niñas en Chile desde antes de nacer hasta los 7 años. El programa llega a casi 200.000 mujeres embarazadas, a casi un millón de niños y niñas cada año y se enfoca específicamente en las familias más vulnerables. Incluye una amplia gama de prestaciones y servicios tanto a gestantes como niños y niñas y sus familias, incluyendo planes de salud personalizados, suplementos nutricionales, educación temprana, un set de implementos al nacer, talleres y visitas domiciliarias entre otros componentes. El programa también se centra en la diversidad de sus usuarios, ofreciendo materiales en 4 idiomas autóctonos además del español y materiales para personas ciegas.
Componentes del programa ya se están implementando en otros países (por ejemplo en el programa Uruguay Crece Contigo), además el programa ha sido destacado como uno de los cuatro casos exitosos en la serie de The Lancet del Desarrollo Temprano de la Niñez. En nuestro paper – la primera evaluación nacional y causal de los componentes gestacionales del programa – encontramos evidencia para apoyar tal entusiasmo ya que estimamos que el programa ha aumentado el peso al nacer del bebé promedio en aproximadamente 10 gramos.
Focalización (Equidad)
Pero más que enfocarnos en el promedio, al considerar una política de salud y desarrollo temprano focalizada en familias vulnerables, nos interesa identificar las distinciones del impacto en diversos tramos de la población. Específicamente, queremos considerar:
(1) si el programa llega a las familias más vulnerables, y
(2) si el programa logra mejorar la salud de los bebés con peores indicadores de salud.
Encontramos que efectivamente el impacto del programa es más grande en familias con un puntaje de vulnerabilidad (la Ficha de Protección Social) más bajo. Este impacto más grande sobre familias más vulnerables es alentador y refleja una serie de prestaciones diferenciadas. Para las familias de menos recursos el programa incluye visitas domiciliarias, un plan de gestación realizado con profesionales de salud local, además de todas las prestaciones universales del programa. Pero además del impacto focalizado por vulnerabilidad, consideramos otro aspecto de focalización: el impacto del programa en distintas partes de la distribución de salud. Aquí observamos que aunque el programa parece tener impactos positivos en todos los puntos de la distribución del peso al nacer, estos impactos son mucho más significativos cuando se consideran bebés que pesan entre 3.000-3.750 gramos o aproximadamente en la mitad de la distribución de salud al nacer.
Este hallazgo sugiere una lección importante para el análisis de políticas de salud temprana. Aunque nos gustaría maximizar los impactos para los bebés con indicadores de salud más débiles, es mucho más difícil saber ex ante quiénes son estos bebés y cómo llegar a ellos, a diferencia de la facilidad de focalizar el programa por nivel de vulnerabilidad, que se puede observar con un puntaje diseñado para tal propósito.
Retornos a la Inversión (Eficiencia)
A menudo, programas de primera infancia que pretenden llegar a una población objetiva muy grande son programas caros de implementar y mantener. Su eficiencia, entonces, es una consideración central al analizar los impactos del programa.
Para poder considerar la eficiencia de la inversión en programas de salud temprana, proponemos un enfoque centrado en el costo por gramo de peso al nacer como una medida común y comparable. Recolectamos estimaciones causales del impacto de una serie de programas enfocados en esta fase de la vida y además su costo de implementación. A partir de esta información podemos calcular el costo por gramo de peso al nacer. Encontramos que ChCC es eficiente y comparable con programas ejemplares como el Programa WIC de EEUU y el Programa PANES de Uruguay. Estimamos que en estos programas, como en ChCC, entre $12 y $17 dólares adicionales de inversión resultan en 1 gramo adicional de peso al nacer.
Extensión
La evidencia global del programa ChCC sugiere que ha sido un programa muy exitoso en mejorar la salud temprana en Chile, con beneficios que se verán reflejados en años y generaciones que vienen. Ha logrado aumentar el peso al nacer y el análisis de costo-beneficio es tan bueno como el de otros programas focalizados en salud infantil en el mundo. Además, los impactos han llegado a las familias más vulnerables. Aunque el impacto parece ser mayor en partes más altas de la distribución de salud, existe evidencia de otro contexto que sugiere que los retornos positivos en salud a largo plazo aún serán considerables.
Los aprendizajes de programas masivos de salud y primera infancia temprana como ChCC son esenciales para la toma de decisiones y son cada vez más relevantes con la creciente frecuencia de programas de este estilo como parte del pilar fundamental del estado de bienestar en Latinoamérica y el mundo entero.
Esta columna fue originalmente publicada en el Blog del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Revisa el enlace aquí.