Blockchain – ¿Una tecnología mas allá de las criptomonedas?

Jul 23, 2018 | Criptomoneda, Gazette

En la última edición de la Gaceta escribí un breve texto explicativo sobre Bitcoin y su marcado incremento de precio. En aquel momento, la moneda digital cotizaba en torno a los $1,250 dólares y muchos analistas la consideraban sobrevalorada. Era difícil imaginarse entonces el ascenso y caída meteóricos que seguirían, así como el arrollador rendimiento con el que premió a quienes invirtieron en ella. Si alguien hubiera invertido entonces, podría haber obtenido una rentabilidad de hasta el 1,447%. De hecho, el rendimiento sería de alrededor del 500% anual incluso a precios de hoy —un cifra astronómica habida cuenta de que ni los administradores de fondos más exitosos superan el 20%.

Al tiempo que nos arrepentíamos de no haber tomado parte en la oportunidad de inversión más rentable de la década, hemos recibido información muy importante sobre los usos de la tecnología blockchain, los cuales podrían trascender a la propia moneda y las fluctuaciones que la acompañan.

Ha habido mucha discusión dentro y fuera de Chile sobre el precio de esta criptomoneda y el sinnúmero de otras monedas digitales existentes. Cualquier persona con buen manejo del inglés y algo de tiempo puede consultar variedad de predicciones sobre precios y discusiones sobre si Bitcoin es o no una burbuja. Sin embargo, en este artículo me gustaría enfocar mi atención en el principal mecanismo detrás de este fenómeno: la tecnología blockchain y sus aplicaciones en la verificación de transacciones.

La idea del dinero como medio de cambio existe desde hace milenios. Intercambiamos bienes y servicios por trozos de papel y monedas que no tienen valor intrínseco. La idea detrás del papel moneda es que su propiedad es fácilmente identificable (en la persona que lo posee). Además, en una transacción en efectivo no hay necesidad de intermediarios debido a que la transacción es prueba suficiente en sí misma.  Esto implica que las partes involucradas pueden mantener su anonimato, puesto que no se necesita guardar un registro de la transacción. El efectivo, además, soluciona el problema del ‘doble gasto’ —tratar de pagar a dos vendedores con el mismo dinero— ya que una vez transferido no puede ser reutilizado por el comprador.

Por otro lado, las transacciones en efectivo consumen tiempo y requieren que las partes estén físicamente presentes en el momento de la transacción. Es por esto que el efectivo digital en forma de depósitos bancarios se ha hecho tan popular en las últimas dos décadas.  No obstante, los depósitos bancarios necesitan intermediarios (bancos) para poder verificar y registrar la transacción, para comprobar que el comprador cuenta con fondos suficientes y para, finalmente, ajustar los balances de ambas partes. Todo esto, realizado inmediatamente, evita el doble gasto: si un comprador compra dos bienes y tiene fondos para cubrir sólo uno, sólo una de las transacciones será verificada.

El problema con el efectivo digital que ofrecen los bancos es que requiere de una tercera parte que verifique la transacción. Por tanto, aunque los bancos reducen los costos de transacción en efectivo, eliminan el anonimato.  En este punto es donde la tecnología de blockchain resulta útil para mantener los beneficios del efectivo digital sin sacrificar el anonimato.

Podemos definir blockchain como la tecnología (código computacional) usada para implementar todas monedas digitales. La pregunta es ¿cómo logra blockchain mantener el anonimato sin usar intermediarios?

La respuesta es que blockchain delega el trabajo de mantener el historial de las transacciones no a un solo individuo, sino a varios. Esto hace la posibilidad de alterar el registro de transacciones tan difícil como hackear una red larguísima de nodos, compuesta por usuarios individuales y compañías. Para responder a esta pregunta en detalle, es importante primero entender el proceso mediante el cual se crean los bitcoins.

Supongamos que dos partes aceptan una transacción. El comprador acepta comprar algo de un vendedor y éste acepta enviarle un bitcoin a cambio. En este punto de la transacción, un mensaje es enviado a la red de usuarios (todos los que han descargado el programa y están minando Bitcoin) que declara la transacción. La red ahora debe confirmar la transacción. Para hacerlo, todos los nodos de la red se dedican a la tarea de generar una secuencia única de números (un hash).

Cada nodo individual de la red compite para generar la secuencia ganadora, la cual será recompensada con bitcoins. Cada elemento de la secuencia es generado aleatoriamente. Lo que determina la secuencia ganadora es una condición particular que hace que la probabilidad de ganar la carrera sea muy baja. De esta forma, cada nodo debe realizar el proceso de generación de secuencia muchas veces para así aumentar la probabilidad de producir la secuencia ganadora.

Una vez que se encuentra un ganador, cada nodo en el sistema acepta el resultado, la transacción se aprueba, y se crean y agregan bitcoins (o fracciones de bitcoins) al sistema. Un único bloque de transacciones es agregado a la cadena y bitcoins recién acuñados se incorporan al sistema en la primera transacción del nuevo bloque. Por lo tanto, cada bitcoin es simplemente una serie anotaciones en estos bloques, agregados en una cadena, que lo identifican unívocamente —así como todas las transacciones previas que han involucrado a ese bitcoin en el pasado.

Toda esta información es guardada por todos, lo que significa que para que un miembro en particular modifique un bloque de la cadena debe contar con la aprobación de todos. Este punto es crucial: blockchain no evita intermediarios, sólo incentiva a todos ser un intermediario. De esta manera, ningún usuario en particular tiene el poder de ser el único verificador.

Sin embargo, aún queda la pregunta, ¿cómo evita la cadena de blockchain el doble gasto? La solución es simple, hace exactamente lo que haría un banco, sólo que a nivel de redes; la transacción que ocurre primero es guardada, la otra es rechazada. Más específicamente, una vez que se envía un bitcoin de A a B, y se ha agregado un bloque que registra esta transacción a la cadena asociada a esa moneda específica, cualquier transacción adicional que se origine en A no puede involucrar a esa misma moneda.

Estamos dejando de lado mucha información por cuestiones de espacio, y se necesitan ciertos  conocimientos técnicos para comprender los puntos más sutiles de los problemas subyacentes a la blockchain.

Pero la pregunta más interesante es: ¿Cuál es el uso de esta tecnología más allá de la moneda digital? Hasta ahora, el uso más prometedor de la tecnología blockchain parece ser la aplicación a contratos inteligentes.

La criptomoneda Ethereum (otra moneda digital que apareció un poco después que Bitcoin) parece ser quien lidera el desarrollo de contratos inteligentes.  El objetivo aquí es eliminar la necesidad de arbitraje entre las partes de un contrato de venta de un bien o servicio. A partir de ahora, cuando se realiza una transacción y se activa una transferencia de fondos, una de las partes (generalmente el comprador) podrá reclamar que uno de los servicios o bienes no fue entregado bajo las condiciones prometidas.

Con la tecnología blockchain se puede retrasar la transferencia de fondos hasta que ambas partes acuerdan que la transacción se ha completado (es decir, que se han cumplido todas las condiciones estipuladas). Puesto que la tecnología blockchain no es reversible, incluso si más de un agente tiene interés en hacerlo, esto implica que la prueba de completitud puede ser fácilmente verificada por cualquier persona con acceso a la red.

Otra aplicación de la tecnología de blockchain puede ser un banco de monedas digitales. De hecho, hace unas semanas, profesionales de bancos centrales se reunieron en Buenos Aires para discutir sobre este asunto. La idea detrás de esta aplicación es dar acceso a todo el desee operar una cuenta en el banco central. Hasta la fecha, los bancos centrales emiten dos tipos de dinero; monedas y billetes, los cuales están disponibles para todos, y reservas, las cuales están disponibles sólo para los bancos comerciales.

Un banco central que emitiese moneda digital podría, en teoría, esquivar a los bancos comerciales como transmisores de la política monetaria.

Naturalmente, esto requeriría que los ciudadanos estuvieran interesados en abrir cuentas en el banco central, algo que no puede darse por hecho.

En general, la nueva tecnología blockchain parece lo suficientemente flexible como para permitir varios usos. Sin embargo, hasta ahora, aparte de las monedas digitales ya emitidas y las compras alrededor del mundo, sus aplicaciones han sido limitadas. Actualmente, hay muchos agentes estudiando usos potenciales, desde banqueros de inversión a estadísticos y banqueros centrales. Queda por ver si la nueva tecnología será un instrumento revolucionario que cambiará nuestra forma de comerciar, como afirman los entusiastas, o tan sólo un producto minoritario con efectos insignificantes en el panorama macroeconómico. Como investigadores estaremos observando de cerca y con curiosidad.

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