Desde el 2010 he observado la evolución del Bitcoin, primero como curiosidad intelectual en economía monetaria y luego como un torrente de opiniones e ideas que tratan de explicar el aumento meteórico de su valor. Para algunas personas, el Bitcoin es un completo desperdicio de energía que no es mejor que una hoja de Excel distribuida, para otros, es la segunda revolución industrial, trayendo la disrupción de sobrias e inútiles instituciones gestionadas por entes a las que no les importa el bien común de la gente.
El propósito inicial de Bitcoin era ser una moneda que eludiese a las instituciones tradicionales que gestionan y distribuyen la oferta monetaria, es decir bancos centrales y privados. Para lograr esto, se tenía que buscar el modo de superar los dos problemas que cualquier banco enfrenta cuando trata de las cuentas de sus clientes, primero el problema del doble gasto y segundo el problema de la suficiencia de fondos. El doble gasto ocurre cuando los fondos se prometen a dos partes a la vez, o sea el duplicar el tipo de cambio y ser usado en más de una ocasión, por ejemplo teniendo $1.000 pesos en una cuenta y emitiendo dos cheques del mismo valor en distintos comercios. Los bancos resuelven esto pagando al primer solicitante del cobro y verificando si quien efectúa el pago tiene suficientes fondos para pagar. Bitcoin resolvió estos problemas mediante un sistema descentralizado de usuarios en computadoras que verifican ambas cosas. Este proceso de verificación recompensa a quien lo resuelve primero mediante la creación de nuevos bitcoins que se otorgan al ganador. Puesto que el o los diseñadores originales querían que la creación de bitcoins se limitase a 21 millones, el proceso de verificación se hace cada vez más y más difícil y necesita de una gran cantidad de potencia computacional para lograrlo, lo que a su vez requiere de mucha energía. Según algunas estimaciones, Bitcoin necesita 1.5 veces el consumo anual de electricidad en Chile solamente para verificar transacciones.
La solución es ciertamente elegante y creó una tecnología tipo blockchain que permite mantener un registro distribuido, descentralizado, sincronizado y seguro de la información, el cual puede usarse para múltiples aplicaciones. Sin embargo hay un problema, en lo esencial Bitcoin apuntaba a ser una moneda, pero actualmente no cuenta con ninguna de sus características. Una moneda debe ser un depósito de valor que te permite mantener tu dinero de un año a otro y tener una razonable certeza de su poder de compra. Bitcoin no hace esto porque fluctúa constantemente y en grandes números, por lo que es un mal depósito de valor. Una moneda es un medio de cambio y Bitcoin no es, al menos por ahora, aceptado ampliamente como tal. Además una moneda es una unidad de cuenta, en lugar de valorar cada bien en el mercado mediante precios relativos —una manzana vale tres peras y así—, usamos la moneda como unidad para valorar todo, pero Bitcoin es demasiado volátil para ser una unidad de cuenta. Usando las propiedades tradicionales del dinero, es difícil ver que Bitcoin califique como tal. Esto no descarta que en un futuro distante, Bitcoin podría ser usado como dinero, pero dicho argumento requiere un tipo de fe que encuentro difícil de albergar. Algunos han argumentado que la tecnología en sí misma da valor a Bitcoin, pero la tecnología se puede copiar fácilmente, lo que queda demostrado en la reciente proliferación de criptomonedas en el mundo.
Entonces, ¿por qué el precio del Bitcoin es tan alto? La verdad es que por más que busquemos, de momento nadie puede dar una respuesta certera a esa pregunta. Algunos piensan que la capacidad de realizar transacciones anónimas le da valor a Bitcoin, lo que suena plausible, pero eso implicaría que no es valorado como moneda. Otros argumentan que es una alternativa a los bancos y monedas que pueden ser manipulados por los gobiernos. Países como Argentina y Venezuela pueden beneficiarse del uso más amplio de una moneda que no pierde valor cada día, lo que es cierto, pero si eres ciudadano de uno de esos países probablemente preferirás usar dólares en vez de bitcoins ya que el primero es dinero real y el segundo no. Los economistas han alegado que casi todo el valor de Bitcoin deriva de la especulación, lo que parece ser lo más acertado, especialmente dado el hecho de que su precio ha crecido casi exponencialmente sin ninguna indicación de que nada en el mundo haya cambiado para justificar esto.
En mi clase de macroeconomía solía enseñar a los estudiantes el concepto de dinero usando Bitcoin como ejemplo cuando su precio era de 700 USD. A menudo me preguntaban si merecía la pena comprarlo como inversión. Mi respuesta siempre fue: no tengo idea. Hoy a 58.000 USD cada Bitcoin, sigo igual de confundido y mi respuesta es la misma.
Esta Columna fue originalmente publicada en el diario El Mostrador y El Mercurio – Inversiones.