Estudio reveló mayor deterioro entre quienes perdieron el empleo, enfrentaron dificultades para pagar créditos y tuvieron ahorros insuficientes.
La pandemia impactó en la fragilidad económica de los hogares chilenos a través de aumento del desempleo y caída de los ingresos, los cuales tuvieron efectos en la salud mental de las personas. Así lo demuestra el estudio «Angustia financiera y bienestar psicológico durante la pandemia de Covid-19», realizado por investigadores del Instituto Milenio para la Investigación de Imperfecciones de Mercado y Políticas Públicas (MIPP).
A partir de una encuesta realizada a 2.552 personas, los investigadores Patricio Valenzuela, Florencia Florencia Borrescio-Higa y Federico Droller llegaron a la conclusión de que las dificultades financieras conducen a una mayor prevalencia de problemas de bienestar y deterioro de la salud mental, así como complicaciones para conciliar el sueño.
Valenzuela, coautor y académico de la Universidad de Los Andes, señala que de los encuestados, el 21% perdió el empleo, cifra que es más elevada para los más jóvenes, las mujeres y los sectores de menores ingresos.
Entre los resultados del estudio, se señala que el desempleo aumenta la probabilidad de tener problemas para pagar un préstamo hipotecario o un préstamo de consumo en hasta 24 puntos porcentuales y en cinco puntos porcentuales la probabilidad de tener ahorros insuficientes para pagar las necesidades básicas durante al menos tres meses.
‘Vemos evidencia de que estas dificultades financieras afectaron negativamente diferentes métricas de salud mental. Obviamente, si tú no puedes pagar tus cuentas, no puedes dormir en la noche’, explica.
Aquellos que sufrieron aprietos financieros o no contaban con los suficientes ahorros eran más propensos a experimentar deterioros en su bienestar y salud mental, de acuerdo al estudio.
Este decaimiento aumentó 14 puntos porcentuales entre quienes tuvieron dificultades para pagar un préstamo hipotecario o deuda de consumo; unos 12 puntos entre los que tuvieron falta de ahorros; y en ocho puntos entre quienes tuvieron problemas para pagar un bien o servicio básico adicional .
Valenzuela también señala que se puede dar una nueva relación de deterioro de salud mental en este nuevo contexto económico de alta inflación y caída en la actividad económica.
«Hay una situación en donde los ingresos laborales se ven perjudicados y los gastos han aumentado. Sin duda, esto genera una fragilidad financiera en el sentido de que la gente ve mayores problemas para cumplir sus obligaciones financieras y podemos tener el próximo año un aumento en deterioro de la salud mental asociado a estos problemas», explica.
El académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, Jaime Ruiz-Tagle, coincide con este diagnóstico y apunta a que «tenemos una situación extremadamente complicada’ bajo un escenario de inflación alta, ya que hay deudas -por ejemplo, los créditos hipotecarios- que se reajustan ya que están en UF, pero los ingresos continúan en pesos».
«Es una situación de estrés», dice. Y aunque señala que no se trata de una posibilidad de perder el empleo, tal como ocurrió durante la pandemia, es un panorama creciente y «esa parte es muy preocupante. Todos los meses estamos experimentando una tensión adicional en la forma en la cual podemos llegar a cubrir nuestras obligaciones financieras», subraya.
Por lo mismo, tanto Valenzuela como Ruiz-Tagle señalan que es clave que se amplíe la cobertura en salud mental y se avance en la prevención a través de la educación financiera, con énfasis en el concepto de ahorro.
«Los ahorros, aunque sean en pequeñas cantidades, pero de manera sistemática, permiten solucionar problemas y prepararse para situaciones más estresantes que podrían ocurrir en el futuro», indica Jaime Ruiz-Tagle.
Este artículo fue originalmente publicado en el Diario Financiero
MIPP Chile 2024