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El rol de la mujer y la niña en la ciencia: una tarea pendiente para equiparar la cancha

11 febrero, 2022

Instituto Milenio Mipp.- Varios temas se han discutido en torno a la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y niñas como agente de cambio para el progreso hacia una sociedad más desarrollada. Aún así, la ciencia sigue siendo un campo en el que las mujeres encuentran obstáculos para desenvolverse plenamente. Este 11 de febrero se conmemora el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, con el fin de recordar el rol fundamental que cumplen en las comunidades de la ciencia y tecnología, y que su participación debe fortalecerse.

En Chile, tan solo un 34% de quienes desarrollan investigación son mujeres, de las cuales lideran apenas un 16% de los centros de excelencia científico-tecnológicos, según datos de la Política Nacional de Igualdad de Género en Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación 2021. Este documento revela también que solo un 28% de los estudiantes matriculados en carreras de ingeniería y ciencias durante 2020 fueron mujeres.

Sofía Correa

Por más que se ha avanzado mucho, aún hay prejuicios importantes hacia las mujeres, principalmente relacionados a trabajar en un ambiente mayoritariamente masculino con reciente aparición de las mujeres. Es que nosotras tenemos que esforzarnos más para validarnos”, menciona Sofía Correa, investigadora del Instituto Milenio Mipp, Ph.D. en Economía en la Universidad de Nueva York y profesora asistente de Economía del Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile.

Hay un cierto convencimiento de que hoy todo es más fácil para las mujeres, y sobre todo las que están recién entrando: todo el mundo nos quiere contratar, todo el mundo nos necesita en sus organizaciones, proyectos, etc. Entonces inevitablemente tenemos que demostrar que no estamos donde estamos ‘sólo’ por ser mujeres, y eso es una presión adicional con la que no debiésemos tener que lidiar”, agrega.

Numerosa evidencia demuestra que los sesgos y la discriminación en torno al género condicionan las oportunidades de las personas, lo que afecta la trayectoria profesional y perpetúa las brechas entre hombres y mujeres. Esto se refleja en el mundo de la investigación, desarrollo e innovación, donde la baja participación y liderazgo femenino en los cargos relevantes de las instituciones académicas o las dificultad en la obtención de financiamiento para la investigación, entre otros muchos aspectos, exponen una pronunciada desigualdad.

La investigadora Sofía Correa expresa que ser mujer en la ciencia actualmente exige estar en permanente alerta sobre los desafíos que van apareciendo en términos de diversidad e inclusión. “En un ambiente mayoritariamente de hombres como lo es el científico no hay mucho lugar para lo femenino. Se fomentan personalidades y modos de trabajar más masculinos, y esto tiende a restar importancia a otras cualidades que son igualmente relevantes para el desarrollo de investigación”, dice.

El problema, menciona, es que esto tiende a disuadir estudiantes a quienes el ambiente científico no les parece atractivo. Por ello, “permitir y fomentar una forma de trabajo más femenina puede atraer más diversidad a los equipos de trabajo, nos puede permitir ver los problemas desde nuevos puntos de vista y dar lugar a una mayor creatividad que nos podría beneficiar”, afirma Correa.

Andrea Canales

En este aspecto coincide Andrea Canales, investigadora del Instituto Milenio Mipp y académica de la Universidad de O’Higgins, quien asegura que las mujeres científicas deben seguir abriendo paso para que cada vez más personas se atrevan a incursionar en estas áreas. “Una tarea importante es visibilizarnos ante las nuevas generaciones para que las niñas y niños vean que en la ciencia hay un mundo con espacio tanto para ellas como para ellos, para que las niñas también sueñen con ser científicas”, expresa.

Para tener un sistema de investigación robusto, que fomente el análisis crítico y genere soluciones que mejoren el bienestar de toda la sociedad, no podemos excluir a la mitad de nuestra población de participar en ello. Por lo tanto, es necesario promover la curiosidad, exploración científica y la capacidad reflexiva en la educación escolar desde la infancia, con el fin de atraer a niñas y niños a las ciencias. De esta manera, reconocer que ambos tienen el mismo potencial de aprendizaje y desarrollo, de forma  independiente a sus características biológicas y sociales.

En adelante, “se requieren políticas que fomenten y faciliten la participación de la mujer en todos los niveles, que permitan que las mujeres que ya están adentro desarrollen su máximo potencial y no se vean obligadas a desertar en el camino”, concluye Canales.

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